La traducción de textos es un oficio que, como tal, posee sus propias reglas. Ya sea por obligaciones de la normativa o por la necesaria credibilidad, la traducción de textos legales debe realizarse por especialistas en la materia, que conozcan esas reglas y tengan la suficiente experiencia en su ámbito de actuación.
En el presente artículo se presentan los servicios ofrecidos por una empresa de traducción y se habla brevemente de los profesionales que se encargan de proveerlos.
Traducción de textos
Online Traductores es un ejemplo idóneo de empresa de traducción que, además de ofrecer un servicio experto de traducción de cualquier tipo de texto, lo hace adecuándose a las condiciones tecnológicas de la sociedad actual y a la comodidad de sus clientes.
Ambos elementos se materializan en el uso primordial de la web como método de contacto y de realización del propio servicio, por un lado, y en la reducción del tiempo empleado para efectuar la traducción, por el otro.
Además, se trata de profesionales que no solo cuentan con la titulación precisa, sino que son nativos. La agencia de traducción puede encargarse de traducciones convencionales (como un folleto, un catálogo, páginas web o instrucciones de uso) o de traducciones juradas (certificaciones, titulaciones o actas).
Apostar por traductores profesionales revela la importancia que una empresa o una persona se concede a sí misma, afectando a su propia imagen.
Traducción de textos legales
Para poder realizar la traducción de textos legales es necesario contar con la formación necesaria como traductor o traductora, además de controlar el vocabulario técnico de la rama especializada en ciencias jurídicas.
En especial en el ámbito jurídico, hay determinados textos que deben ser necesariamente traducidos por traductores jurados. De lo contrario, no poseerán la validez necesaria para ser usados a modo declarativo o para ser presentados en los procedimientos requeridos, entre otras funciones que pueden desempeñar.
En resumen, las traducciones juradas tienen el carácter de documento oficial en tanto que otorgan validez del mismo modo que el documento original. Los traductores jurados realizan así una labor semejante a la que realiza un notario al dar fe públicamente de la veracidad de un documento.
El formato en que se debe presentar una traducción legal jurada es el establecido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de cada país, y con un plazo algo mayor al de las traducciones habituales. El traductor debe plasmar también todo detalle que pueda ser mínimamente significativo, como un sello no del todo legible, tachones, rectificaciones y cualquier otro elemento necesario para mantener la fidelidad.
La garantía definitiva para las traducciones juradas es el cuño que el traductor inscrito en el Ministerio plasma al final del documento. Cada traductor solo puede realizarlo para los idiomas en los que esté registrada oficialmente su competencia.
Traductores profesionales
Para llevar a cabo la traducción de textos legales es preciso poseer la formación y la experiencia adecuadas. Trabajando con más de un idioma no solo se necesita el conocimiento de los idiomas en cuestión, sino también estar al día sobre determinadas referencias que contenga el texto, el contexto, la jerga administrativa y en especial el vocabulario jurídico empleado, entre otros temas.
De modo que se requiere el dominio absoluto de los dos idiomas. En cuanto a los textos legales, como se decía, es especialmente relevante el control del léxico jurídico, tanto el utilizado en España como el utilizado por el organismo del otro país.
Una traducción realizada profesionalmente es necesaria en particular en el contexto del Derecho, en el que cualquier matiz y hasta cualquier signo de puntuación puede tener importantes consecuencias al cambiar el sentido y el alcance de la frase.