Un despacho de abogados en pleno siglo XXI debe contar con un perfil de traductor profesional, una persona bien formada en la materia para poder traducir de manera profesional todo tipo de documentos legales. Esto es necesario porque cada vez es más frecuente encontrarse con textos escritos en idiomas distintos al habitual con el que se trabaja a diario. Por varios motivos que se desgranan a continuación, es esencial tener una figura así que facilite la labor de los letrados, quienes pueden verse en serias dificultades si no manejan la lengua concreta de esos documentos.

La importancia del traductor en abogacía

En primer lugar, hay que hablar de que la globalización ha llevado a una mayor movilidad de personas y a que el turismo se haya expandido por todo el planeta. Esto, en el ámbito de la abogacía, supone un reto mayúsculo: prestar un servicio de calidad a cualquier cliente sin que el idioma sea un obstáculo. ¿Por qué puede serlo? Porque en ese contexto mundial cada vez más se formalizan escrituras, contratos u otros textos relevantes en lenguas muy distintas.

Y, para un abogado, no dominar ese idioma es un serio problema que el experto traductor en abogacía nativo puede resolver con garantías. Su trabajo en este sentido es muy importante para ahorrarle tiempo al letrado, y evitar que se confunda o que haga malas interpretaciones de los documentos. E incluso con esa ayuda puede encargarse de servicios que requieran traducir en varios idiomas porque los firmantes, por ejemplo, son de distintos países.

De hecho, cada vez es más habitual que los despachos de abogados cuenten con expertos capaces de realizar traducciones profesionales al portugués o traducciones profesionales al inglés.

traductor en abogacía

Alta cualificación

Ahora bien, igual de relevante es confiar esa tarea de la traducción a una persona altamente cualificada en ello para así evitar malas traducciones. Esto es algo que complicaría la posterior labor del que tiene que leer el texto, por lo que el trabajo debe realizarlo un experto nativo en la lengua. Comprender a la perfección cada palabra es fundamental, pues en el derecho también está presente una terminología muy particular.

Traducciones jurídicas o legales por un traductor en abogacía

Además, en multitud de casos se requiere que ese profesional pueda ocuparse de traducciones juradas o legales. Esto quiere decir que los textos traducidos deben tener una validez legal en otro país. Se trata de sentencias, contratos de distintos tipos, estatutos, escrituras, patentes, pólizas de seguros e incluso documentos con repercusión jurídica, financiera y hasta laboral.

Adaptar documentación oficial y legal

Realmente, toda esa labor traductora se podría resumir en adaptar la documentación oficial y legal de un idioma a otro distinto con total excelencia. No pueden existir errores en la traducción porque ello podría acarrear consecuencias graves. Hay que recordar que incluso algunos textos pueden ser utilizados como pruebas ante un juez si se está juzgando un caso delictivo.

También se pueden dar situaciones que requieran supervisar contratos o redactarlos en otra lengua, así como traducir testamentos del extranjero. Otro supuesto que puede darse en un despacho de abogados aparece cuando un letrado debe representar a una persona que ha sido autora o víctima de un delito, pero en otro país. Si ya ocuparse de estos casos no es nada sencillo, la dificultad del idioma puede complicar el asunto.

Por eso y porque en muchas otras ocasiones puede haber un proceso judicial, sea civil o mercantil, del que encargarse, los perfiles de traductores son imprescindibles en los despachos de abogados. Al menos en esos que están abiertos a trabajar en distintos campos de la abogacía.

En conclusión, estos son todos los beneficios que tiene contar con un traductor que ofrezca un servicio profesional, de calidad y con garantías. Para evitar problemas, esta labor no se debe considerar como poco relevante ni tampoco dejarla en manos de cualquiera.

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