Quizá sea uno de los temas más controvertidos entre muchos traductores: ¿se han de traducir o no los nombres propios? En Online Traductores, como empresa de traducción, estamos firmemente comprometidos con el quehacer del intérprete. Por ello, consideramos que los traductores profesionales con los que trabajamos deben conocer los diversos matices que existen para que su labor sea impecable.

Por eso, a lo largo de este artículo, hablaremos de las particularidades asociadas a la traducción, o no, de los nombres propios cuando tenemos que adaptar un texto a un nuevo idioma.

¿Qué es la onomástica?

La Onomástica es la ciencia que brinda luz sobre los nombres propios. Nace a finales del siglo XIX ligada a la lingüística histórica hasta que se convierte en una disciplina autónoma. Estudia los antropónimos, los topónimos, los crematónimos, los etnóminos y los referentes culturales.

Traducir nombres | Servicios de traducción

En busca del texto y el contexto

Para una agencia de traducción online es de vital importancia ceñirse al texto, al contexto y al receptor en lo que a nombres propios se refiere. Tal vez aquí radique el quid de la cuestión. Aunque no se ha de olvidar que han surgido diferentes escuelas y corrientes de interpretación con puntos de vista divergentes. Existen teorías diversas que defienden, o no, la traducción de los nombres propios.

Entre toda la documentación disponible, destaca el estudio de Virgilio Moya, de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Este estudio analiza diversos factores que resultan fundamentales para resolver este conflicto. En su investigación “Nombre propios: su traducción”, el traductor encuentra pautas sobre la translación o no de nombres propios.

Moya se sitúa dentro de la lengua como sistema, con el fin de que el intérprete se meta de lleno en su lengua materna y realice una labor óptima.

Traducir o no los nombres propios, esa es la cuestión

Habitualmente, los antropónimos –nombres propios de personas– no suelen traducirse. Simplemente se transcriben o pasan a la lengua exactamente igual que lo están en la lengua original, siempre que estén escritas en caracteres romanos. En este caso, se transliteran al texto meta, siguiendo las leyes fonéticas de la lengua meta.

 

traducir los nombres propios

Si uno se encuentra con nombres de personajes con significado, sí se traducen, pues el autor los ha nombrado con un fin. El escritor busca un efecto descriptivo para una mejor representación de su significado y personalidad. En ese caso, el traductor tiene que hacer una labor de estudio y análisis para saber cómo traducir ese nombre. Es, en esos casos, cuando contar con un servicio de traducción profesional es lo más recomendable.

¿Qué pasa con el nombre de las empresas o productos?

En principio, los nombres propios de las empresas no se traducen. La mayoría de las marcas quieren que su nombre se mantenga intacto independientemente del idioma en el que se hable de ellas y, por tanto, no se traducen.

Sin embargo, en el caso de los productos se producen cambios con mayor frecuencia. Muchos productos llevan asociados una enorme campaña de marketing y publicidad para adaptarse al territorio donde se quieren vender y, esos casos, esa campaña incluye un cambio de nombre que facilite la adopción del producto por parte de los clientes del nuevo mercado.

¿Qué son los topónimos y cómo influyen en este tema?

En cuanto a los topónimos –designan lugares– no conviene traducirlos. Es habitual que se dejen tal como aparecen en la lengua original. Lo que es lo mismo, se transliteran o transcriben, a no ser que estén ya adaptados al castellano. Los lectores suelen adaptarse rápidamente a estos nombres que no llegan traducidos. Es sencillo comprender que, en ciertas situaciones, es mejor no traducir estos términos.

 

traducir nombres propios

En el caso del nombre de una ciudad, o si aquello a lo que se refiere tiene ciertas connotaciones, se puede optar por el doblete, como en el caso de los antropónimos. ¿En qué consiste? Se adapta el nombre de la urbe y se explica o se traduce.

De todas formas, hay que tener en cuenta que todos estos datos solo se aplican al castellano, ya que las lenguas extranjeras son diferentes y aplican diversas reglas a la hora de traducir o no los nombres propios.

La lengua castellana posee una gran riqueza, pero no se ha de dejar pasar de largo el carácter del texto, el contexto y el receptor al que va dirigido. Así, la misión de la agencia de traducción aportará vitalidad, buen hacer y dinamismo a los escritos.

Si necesitas ayuda a la hora de traducir textos con nombres propios, recuerda que puedes contactar con nosotros cuando lo necesites.

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